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Ser literatura

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¿Recuerdas Aarón el día que hablamos en clase del significado de lo kafkiano? Resultó entonces inevitable volver a Kafka (1883-1924), a su noción de literatura. Leo ahora en sus Diarios que en una carta a su futuro suegro se intenta justificar de esta manera:  « Como no soy ni puedo ni quiero ser otra cosa que literatura, es imposible que mi actividad laboral atraiga mi interés, al contrario, más bien puede sacarme por completo de quicio » .   Lo ves, « ser literatura » , bien podría ser una conquista de lo sagrado, como un don. Lo cierto es que la bibliografía de estudios en torno a Kafka es inabarcable. La lista de pensadores que intentan desentrañar el enigma de lo kafkiano está resultando para mí algo abrumadora: Canetti, Kundera, Musil, Adorno, Benjamin y hasta Foster Wallace, cuyo ensayo en el que habla del humor en Kafka, ahora debo comentar, refutar o establecer un diálogo con el mismo texto. Leo en mis notas a partir de la frase de Kafka sobre  « ser lite

El doble sin rostro

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        Sube al taxi un hombre de mediana edad, lleva traje y corbata bien coordinados con los zapatos; o mejor dicho, con el único zapato que Mario puede ver de refilón desde su espejo retrovisor y en el que advierte contrariado restos de barro. Por un momento sufre angustia por la alfombra trasera. Sin duda, quedarán manchas.  Le indica la dirección y Mario se vuelve de repente; le ha llamado la atención su voz, una voz que le resulta familiar. Le observa ahora más detenidamente en su espejo cómplice. Es una persona conocida, tal vez un colaborador en tertulias radiofónicas.  Sí,  en efecto se trata de un escritor y periodista con cara soñolienta y nombre singular que ha llegado a Barcelona para firmar libros el próximo sábado, día de Sant Jordi . Intenta decirle que le conoce, pero en ese mismo instante el escritor empieza a hablar. Le pregunta por el tiempo que hizo ayer, que si hoy parece que está más despejado, que si a ver si se mantiene para el sábado y remata con el t

Diálogo con Gil de Biedma,

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 Jaime Gil de Biedma,  “Barcelona ja no és bona, o mi paseo solitario en primavera”. En los meses de aquella primavera pasaron por aquí seguramente más de una vez. Entonces, los dos eran muy jóvenes y tenían el Chrysler amarillo y negro. Los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos, la capota del coche salpicada de sol, o quizá en Miramar, llegando a los jardines, mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad se mecen las sombrillas del restaurante al aire libre, y las conversaciones, y la música, fundiéndose al rumor de los neumáticos sobre la grava del paseo. ... ___________________________________________________________________________ "Si la bossa ja no sona,  o mi paseo solitario por Barcelona" Era mil novecientos, me parece,                                                                                                                sesenta y dos (creo recordar).                                           

Bearn, Llorenç Villalonga CCCB (9)

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  Martes, 27 de mayo. Última sesión del curso « El arte de la novela » , dirigido por Jordi Llovet. En la entrada nos tenían preparado un avance el programa para el año próximo, de marzo a junio del 2015. Sí, habrá una segunda parte sobre la novela europea del siglo XX. Sonrío ante la nómina de escritores que se propone. Sonrío porque aparece Iris Murdoch, con The sea, the sea; Robert Walser, Céline, Gide, el mismo Italo Calvino, con Nuestros antepasados ; y en lengua castellana, Volverás a Región, del maestro Juan Benet y además Cien años de soledad. Los otros también comentan entre ellos la propuesta de programa. Mi vecino de silla, por ejemplo, echa de menos La condición humana , del francés André Malraux. Yo la comento conmigo misma y asiento mentalmente con él. En la mesa ya se sientan Jordi Llovet y Margarida Casacuberta, doctora en Filología Catalana por la Universidad de Girona. Por un momento me recuerda a la mismísima Virginia Woolf, o por lo menos a la ima

Más sobre el futuro del libro y el escritor

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   Apuntes sobre la Nueva carta sobre el comercio de libros Editorial Playa de Ákaba Desde las últimas décadas del siglo pasado, la composición digital no ha dejado de revolucionar el mundo de la edición. Mucho se ha escrito sobre el futuro del libro en papel. Los debates sobre las nuevas formas de comunicación se están convirtiendo en un género en sí mismos. Aunque el tiempo ha acelerado los cambios, todavía está por reunirse la enésima mesa redonda sobre los retos de la edición en plena era digital. Sin embargo en ese encuentro hay demasiado ruido. Los editores discuten, proponen y exponen sus ideas. Dicen que se impone la transgeneridad en textos y catálogos, aparecen nuevos géneros, formatos, la autoedición. Las editoriales grandes están buscando su lugar y se debaten entre los nichos de ficción literaria y los de ficción comercial, cuya línea de separación se hace cada vez más débil. Una frase resuena en esta enésima mesa redonda imaginaria:  Las redes sociales han

Barcelona es un gran puerto que piensa. Paul Valéry. CCCB (8)

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Paul Valéry, Monsieur Teste . CCCB (8) Martes, 13 de mayo. Entro en una sala apenas habitada. Debe de ser todavía muy temprano. Me siento de nuevo en la silla junto a la columna de piedra y decido que será mi lugar definitivo hasta el final del curso. Me gusta tocarla. Pienso que además me suele ocurrir que decido mi lugar cuando ya he perdido el tiempo probando otros rincones desde los que mirar el mundo. A cada minuto que se retrasa Jordi Llovet, el runrún en el aula sube de volumen. Hoy es él de nuevo el encargado de la conferencia. Y no es extraño porque suyo es el prólogo de la famosa traducción al catalán de Àlex Susanna, de Monsieur Teste, en una edición de 1980. Ahora entra diligente, con su maletín y sus mejillas sonrosadas. Se demora en colocar meticulosamente el micro, los papeles y la lámpara sobre el escrito. Empieza a hablar y los murmullos se desvanecen como si alguien cerrara una puerta.  Llovet habla de presentarse a sí mismo, primer chiste y primeras ris

Ramblas de Barcelona, 1952

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El señor marqués me ofreció el puesto de patrón.  Mi interés por la vida en el mar crecía y crecía. Durante el mes a bordo seguía estudiando y cada vez me apasionaba más el mar.  Continué mis estudios ocho horas diarias incluso los domingos, cuando todos los marinos se iban a divertir por las calles del barrio chino, al Panams o al club de billares Monforte . Recuerdo un domingo que ya cansado de estudiar, me fui de paseo con los amigos de mi padre. Era divertido subir o colgarnos del  33, el tranvía que salía de la Barceloneta y nos llevaba hasta las mismas Ramblas, siempre iba cargado de gente a rebosar. Primero se tomaban unas copas en los billares con un par de partidas y luego, justo enfrente, se plantaban en los portales donde unas prostitutas muy arregladas hacían repicar sus tacones sobre el mármol de la entrada al paso de los mozos. A mí ya entonces todos me llamaban el Santito , porque nunca bebía alcohol ni fumaba pitillos ni puros ni nada; aunque las chicas sí qu