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Barcelona es un gran puerto que piensa. Paul Valéry. CCCB (8)

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Paul Valéry, Monsieur Teste . CCCB (8) Martes, 13 de mayo. Entro en una sala apenas habitada. Debe de ser todavía muy temprano. Me siento de nuevo en la silla junto a la columna de piedra y decido que será mi lugar definitivo hasta el final del curso. Me gusta tocarla. Pienso que además me suele ocurrir que decido mi lugar cuando ya he perdido el tiempo probando otros rincones desde los que mirar el mundo. A cada minuto que se retrasa Jordi Llovet, el runrún en el aula sube de volumen. Hoy es él de nuevo el encargado de la conferencia. Y no es extraño porque suyo es el prólogo de la famosa traducción al catalán de Àlex Susanna, de Monsieur Teste, en una edición de 1980. Ahora entra diligente, con su maletín y sus mejillas sonrosadas. Se demora en colocar meticulosamente el micro, los papeles y la lámpara sobre el escrito. Empieza a hablar y los murmullos se desvanecen como si alguien cerrara una puerta.  Llovet habla de presentarse a sí mismo, primer chiste y primeras ris

Ramblas de Barcelona, 1952

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El señor marqués me ofreció el puesto de patrón.  Mi interés por la vida en el mar crecía y crecía. Durante el mes a bordo seguía estudiando y cada vez me apasionaba más el mar.  Continué mis estudios ocho horas diarias incluso los domingos, cuando todos los marinos se iban a divertir por las calles del barrio chino, al Panams o al club de billares Monforte . Recuerdo un domingo que ya cansado de estudiar, me fui de paseo con los amigos de mi padre. Era divertido subir o colgarnos del  33, el tranvía que salía de la Barceloneta y nos llevaba hasta las mismas Ramblas, siempre iba cargado de gente a rebosar. Primero se tomaban unas copas en los billares con un par de partidas y luego, justo enfrente, se plantaban en los portales donde unas prostitutas muy arregladas hacían repicar sus tacones sobre el mármol de la entrada al paso de los mozos. A mí ya entonces todos me llamaban el Santito , porque nunca bebía alcohol ni fumaba pitillos ni puros ni nada; aunque las chicas sí qu

Juan Rulfo, Pedro Páramo. CCCB (7)

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                                            Juan Rulfo, Pedro Páramo . CCCB (7) Martes, 29 de abril. Llego a la sala con tiempo de antelación porque me queman las manos. Ya me había resignado a terminar el mes de abril sin un buen libro que llevarme a la boca, y hoy el libro me ha encontrado a mí. Me siento en un lugar diferente, más discreto. He pegado la silla a una de las columnas de piedra para acomodar mis bártulos y me dispongo a abrir un tesoro. La última edición de una novela de Iris Murdoch, El unicornio , de Impedimenta. Además, el autor del prólogo es Ignacio Echevarrría, quien hoy se me revela doblemente: en la sala y en el libro. Leo el primer párrafo y la contraportada. Hoy he venido con libro pero con cierto desasosiego. Es la séptima novela de Iris Murdoch, «…Siempre Shakespeare », señala el prologuista. Dice que la novela es una alegoría en torno a la dificultad que todos tenemos de ver realmente a los demás y quererlos por lo que son. La sala se l

Semillas aladas de abril

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                                                                            Y ahora el desconcierto. María Dolores Gómez Soler se encuentra en la UCI del Hospital de San Pablo. Box 22. La imagen yaciente de Marlés le asalta en el primer semáforo, a los pocos metros de haber salido del aparcamiento. Desde el miércoles en que se vieron en la cafetería del museo no ha vuelto a hablar con ella. Fueron unas horas deliciosas, cuando la tarde de principios de primavera abriga con un sol cálido que apenas nace y languidece. Hablaron sentados en la mesa del rincón, bajo la sófora que preside las caballerizas del palacete. Ella se había marchado mucho antes  que de costumbre, tenía que acudir a la universidad a recoger de su taquilla toda la documentación del proyecto. El disco cambia y Tomás cruza la avenida Vallcarca para acceder a la Ronda del Guinardó, flanqueada por esos álamos blancos que en el mes de abril liberan preciosas semillas aladas que revolotean sobre su cabeza. El

De la magia de lo cotidiano

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Hace unos días, entre los muchos comentarios que ha provocado la muerte de  García Márquez, hubo una reflexión en facebook que decía más o menos: « Si es mágico, no es realismo » . Tal afirmación formaba parte de un listado de frases algo rebuscadas para crear polémica y reflexión en la red social. El autor del comentario, joven escritor-premiado, logró su objetivo, además de demostrar su erudición, y sumó numerosas réplicas y los populares « Me gusta » . El enunciado « Si es mágico, no es realismo » , que más parece un silogismo de contrarios, se quedó dando vueltas en mi cabeza y empecé a construir una argumentación. García Márquez trabajó la crónica periodística (el periodismo como oficio, siempre) a partir  de historias sobre lo cotidiano. Pero está en la forma de contarlas donde se halla la maestría: describe con sorpresa, como novedosos los asuntos de siempre. Lo cuenta con perplejidad, con asombro. Y lo convierte en literatura. Presentar lo común en un tono legendari

Rainer Maria Rilke y Los cuadernos de Malte

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CCCB, El arte de la novela (6) Martes, 8 de abril. Hoy no hablaré mucho de la lección. Ni siquiera he tomado muchas notas, apenas unas muy genéricas sobre la obra, escrita entre 1904 y 1910, en la ciudad de París. Leer a Rilke constituyó en los primeros años como lectora una experiencia reveladora.  Y es que cuando me pregunto en qué momento descubrí que la literatura no se limita a la mera expresión de sentimientos ( « Los malos poetas siempre opinan sobre sus propios sentimientos » , dice el profesor), pues cuando me lo pregunto, surgen de la memoria aquellas clases de estudios literarios que impartía Jordi Llovet. Lo recuerdo recitando a Rilke en alemán, sobre la vieja tarima que crujía levemente a sus pies cuando se balanceaba al compás de los versos. Días atrás rescaté de la estantería una vieja edición de los Cuadernos, traducida por el propio J. Llovet en 1981 , ( edicions Proa). El crítico y profesor impartió esta lección en la vieja facultad con una solemnidad qu

CCCB Franz Kafka y El proceso

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CCCB, El arte de la novela (5) Martes, 1 de abril. Llego tarde aunque la luz resiste aún. Estrenamos horario de verano y la tarde se estira como si fuera elástica. Entro en la sala y tengo dificultades para encontrar un sitio libre. Me he topado con dos está-ocupado y he subido directa a “la montaña” (no la mágica, de momento). Me acuerdo de que los profesores, entre ellos Jordi Llovet, se referían así a la última fila del aula A-11 de la vieja facultad de Filología. Desde esta posición diviso una nueva foto del reverso del público. Vienen en grupo y socializan, reservan sillas vacías y miran el reloj. Entra Marisa sonriente y va acallando el runrún de las voces. Se refiere a Kafka como uno de los autores siempre editados, siempre presentes, siempre interpretados. Resalta el contraste entre las simples estructuras sintácticas de sus obras con las complejas interpretaciones a las que induce. Lo presenta como un clásico de la modernidad e incluso de la posmodernidad. No tarda cas