Mi hermana Elba. Cristina Fernández Cubas. Notas a la lectura de los cuentos.



NOTAS a la lectura de los cuentos de 
Mi hermana Elba. 

Cristina Fernández Cubas



1. LÚNULA Y VIOLETA 

La narración arranca en primera persona: “Llegué hasta aquí por casualidad”. Destaca la importancia del espacio, ese “aquí” es una casa de campo con huerto, descrita con detalle en el párrafo dos del relato. A esta granja ha llegado la narradora invitada por Lúnula, a quien conoce en un bar de la ciudad (párrafos 3 y 4). 

 El primer párrafo cumple la función de plantear la escena del primer contacto entre las dos protagonistas. Es el planteamiento, nos pone en antecedentes. Violeta, la narradora, insiste en la casualidad con oraciones condicionales:Si aquella tarde no…”Destaca la insistencia en la sensación de soledad, ganas de conversar, los monólogos, y la incomunicación. Los adjetivos que utiliza para describir el espacio de la pensión están cargados con semas negativos: habitación angosta, la soledad ruidosa de la calle, escaleras desgastadas, luna desgastada de aquel espejo,ciudad inhóspita y difícil”. 
 Se describe el momento de la partida de la pensión y lo hace con una anticipación, un primer nudo o atisbo de cambio va a suceder: 
Pero aquel día iba a revelarse distinto”.
En esta escena aparece el espejo*: “Sentí un fuerte impulso y lo seguí”
Es una referencia a Alicia, y puede tratarse de un viaje interior. 
El segundo párrafo introduce el cuaderno de notas de la protagonista por primera vez (aparece dos veces en el relato). Cumple la función de describir la casa, el nuevo espacio. Luego sabremos que tal descripción es real. En los dormitorios se da un nuevo contraste: uno es “pequeño y sombrío” y el otro “amplio y confortable”. En este último se quedará Violeta, la narradora. 
 Aparece la descripción física de Lúnula y podemos establecer un nuevo contraste entre las dos protagonistas: 
  • Violeta es tímida, angustiada, con ansias de comunicación, vivía en una ciudad inhóspita, es escritora, narradora o contadora de historias.
  • Lúnula es sonriente, de voz amable, feliz y sonrosada cara de campesina, cuerpo obeso, dientes descascarillados y enfermizos, sonrisa magnética, vive en el campo, joven, imaginativa, arrolladora. Inventa sus propios juegos y es una lectora de los relatos de Violeta.

Aparece un segundo nudo, “Pero...”, un segundo cambio. Lúnula tiene fiebre y Violeta se va a quedar más días. Se produce el cambio de dormitorio y se va a iniciar el intercambio de las identidades. Lúnula se va a transformar en la narradora, tras corregir tanto los manuscritos, llega a tachar y destruir los párrafos originales. Se produce el intercambio también en el estado de salud. Lúnula está restablecida y Violeta se siente mareada y febril.
Puntos a consultar: la imagen del espejo, el episodio del gallo, el jacarandá y su proceso de floración (no hay prueba de su existencia real).

Al final, Lúnula se va a la ciudad y Violeta se queda en el campo y se completa así la transformación total. El último párrafo, como NOTA del editor, cumple la función de desvelar la realidad: Una sola mujer, con desdoble de personalidad: Victoria Luz.
El cuento está formado entonces por dos textos que pertenecen a dos narradores diferentes. El primer texto es el más extenso y aparece narrado en primera persona a cargo de una narradora que dice llamarse Violeta. Este texto contiene párrafos de un “cuaderno de notas” y una serie de reflexiones, vivencias y recuerdos de Violeta, que cuenta cómo ha conocido a una amiga llamada Lúnula, y cómo se ha instalado en la casa de ésta. La casa es una especie de granja, con un huerto y un pozo, situada en pleno campo (en una zona que no queda precisada en la narración). Allí Violeta se dedica a redactar un “manuscrito” que Lúnula va a leer y a corregir para mejorar el estilo. El lector no llega nunca a conocer expresamente el contenido del “manuscrito”.


El segundo texto es muy breve. Corresponde, como ya hemos señalado, al documento añadido después del relato de Violeta, y se presenta al lector con el título de “NOTA DEL EDITOR”. Se trata de una información inesperada, realizada desde un nivel “extradiegético” por alguien que ha recogido los “papeles” que el lector acaba de leer. 

La “nota” aclara ciertos datos sobre dónde se han encontrado los “papeles” y quien ha podido escribirlos. Este procedimiento, que nos remite a la técnica narrativa del “relato dentro del relato”, suele ser empleado al principio de la narración por los escritores que recurren a él, y sirve para autentificar” como “documento real” una historia de ficción. En el cuento que aquí analizamos, el procedimiento aparece al final del relato “primero” y, más que “autentificar” la historia de ficción, lo que pretende es sorprender al lector con unos datos que vienen a introducir confusión, ambigüedad y cierta contradicción respecto a la realidad de lo afirmado en la narración anterior. El narrador editor se refiere, en efecto, a la historia que el lector acaba de conocer y dice que lo narrado se encuentra en unos “papeles dispersos” que no llevaban “firma visible”, hallados “en el suelo de una granja aislada” a pocos metros del cuerpo sin vida de una mujer. Y añade que 
según el dictamen forense, el cadáver que, en avanzado estado de descomposición, custodiaba la puerta, correspondía a una mujer de mediana constitución. En el momento de su óbito vestía una falda floreada y una camisa deportiva con las iniciales V.L. bordadas a mano”. 
Toda la ropa encontrada en la granja llevaba estas mismas iniciales, y, en el atestado de la muerte, figuran las respuestas de algunos vecinos del pueblo más cercano que habían sido preguntados “acerca de la(s) posible(s) moradora(s) de la granja”. Alguno dijo “haber atendido, en más de una ocasión a una tal señorita Victoria”, y otros, “a una tal señora Luz”; coincidiendo todos en afirmar que 
era de mediana estatura y discretamente agraciada, aunque disentían a la hora de ponderar su generosidad y filantropía. Hubo alguien, en fin, para quien el nombre completo de Victoria Luz no resultó del todo desconocido”.
En el final la protagonista se convierte en la sierva de la amiga y afirma que esperaría su regreso de la ciudad junto a la puerta. Luego aparece otro final, el del cuento, que es un elemento de nivel extradiegético, la NOTA DEL EDITOR desestabilizante y que provoca una sensación de horror: este supuesto editor afirma que el cuerpo sin vida de una mujer estaba en avanzado estado de descomposición, había fallecido por inanición y se hallaba junto a la puerta; la camisa de la mujer tenía las iniciales “V.L.” bordadas, igual que demás prendas, pero no se encontraron documentos de identidad, ni los vecinos del pueblo la conocían, sólo algunos se acordaban de una tal Victoria Luz, mientras que nadie sabía nada de Lúnula y Violeta. Por lo tanto estamos frente a la necesidad de una doble lectura del texto -siendo un relato “desdoblado”- para comprender que los personajes eran en realidad dos desdoblamientos o, mejor dicho, un desdoblamiento y una identificación de la protagonista implícita del relato, la cual aparece solamente en el final.
Entonces, ¿existían Lúnula y Violeta? La respuesta es negativa porque los dos personajes resultan ser una invención de Victoria Luz, quizá aspirante escritora como Violeta, que anhelaba crear un relato pero que luego, demasiado identificada con la historia, se había convertido en el personaje mismo y se había dejado morir; la obsesión literaria y el conflicto contra la falta de inspiración es evidente en el conflicto entre las dos mujeres del cuento. O, la magnitud del desdoblamiento de Victoria Luz tiene un alcance más dramático, lo que en psicoanálisis llamarían disociación o personalidades múltiplessiendo Lúnula y Violeta dos partes de su conciencia escindida, sus dobles, los cuales, según Freud, representarían los deseos y las posibilidades no realizadas. La mujer buscaba una unidad imposible entre la parte imaginativa, fuerte y ancestral de su inconsciente -lo que corresponde a aquella zona oscura donde mandan los sueños y los instintos- representada por Lúnula, y la parte menos creativa, más racional y lógica, que en el relato se llama Violeta, dos personajes que proceden de ella misma y llevan sus iniciales. En este sentido Victoria Luz representa el individuo constantemente en busca de una identidad, un problema típico del sujeto en la sociedad posmoderna y, para lo que se refiere al nivel diegético, un ejemplo de narrador no fidedigno en las antípodas del narrador decimonónico que se proclamaba “realista” y confiable en absoluto.

La escritura, enlazada con la inspiración, en el cuento está representada a través de la imagen del jacarandá del jardín, un árbol exótico que se dice sea mágico y realice los deseos. La inspiración literaria es como el jacarandá, que florece una vez al año y cumple con un deseo solamente si es original, es decir solamente si antes nadie lo había formulado, exactamente como la literatura

  1. LA VENTANA DEL JARDÍN 
Narración en primera persona. Dos años después del último encuentro, el narrador va a visitar “por sorpresa” a los Albert, amigos de la infancia, del colegio: José, Josefina y su único hijo: Tomás, quien ahora tiene 14 años. Lo describe como un niño “un tanto especial, que vivía prácticamente recluido en una confortable habitación de paredes acolchadas”.
 Los padres se marcharon a vivir a una granja abandonada apartada de una aldea. De nuevo no aparecen referencias con respecto al nombre de los lugares. 
El narrador va descubriendo la trama y pasa por estados de incertidumbre e inquietud con su recibimiento en la granja. Aparecen elementos de misterio como el hecho de que hubiesen tres cubiertos en la mesa cuando desconocían su llegada o la no presencia de Tomás en la casa, hecho que hace que el narrador se implique, se sienta atraído y decida quedarse una noche en la casa. Sospecha que Tomás ha muerto pero se equivoca y Josefina la invita a visitar la habitación del chico. La descripción de la alcoba connota incomunicación (muros reforzados y doblemente acristalado. De nuevo un cuaderno, ahora el del Tomás, hallado por casualidad, cumple la función de informarnos. El narrador hace partícipe al lector de un proceso de averiguación. Lo define como un “conjunto de incongruencias”. La tensión va en aumento cuando el narrador decide encaminarse a la habitación de Tomás. La comunicación entre los dos se produce con códigos distintos. Olla, Cuchara y Escoba son los nombres de Tomás, Josefina y José Albert. Se ha establecido un nuevo sistema de comunicación. El narrador planifica la huída para la mañana pero la escena final es dramática. La clave está en la palabra LUNA.
Puntos a consultar: de nuevo ausencia de nombre para el protagonista, de nuevo el campo, una granja, ausencia de referencias espaciales, el misterio del final del relato, los cuadernos como vía de conocimiento, los códigos, la ventana como el espejo, la palabra clave LUNA.

  1. MI HERMANA ELBA
Se abre el relato de nuevo con un diario “de piel, dispone de un cierre, y se inicia el 24 de julio de 1954”. La narradora rastrea los hechos que llevaron a sus padres a lo largo de aquel verano a decidir que sus hijas pasarían el invierno en un internado. 
Lo describe“Se trataba de un colegio grande y hermoso, situado a pocos kilómetros de la ciudad donde vivíamos”. De nuevo la ausencia de las referencias espaciales. El lugar de veraneo, la playa, tampoco tiene nombre: 
“un pueblo costero con olor a sal y una deliciosa humedad que me rizaba el cabello”.
El colegio es religioso. El carácter ensoñador de la narradora le hace muy llevadera su estancia allí, junto a su hermana Elba, menor pero acomodadas juntas por las noches. Muestra cierta resignación a cumplir el paso de los días sin sucesos extraordinarios (pág. 55). Con la presencia de Fátima en el relato, todo va a cambiar. “Hasta que conocí a Fátima”. Su actitud, su carácter es distinto al de las demás muchachas. Al principio desconcierta su indiferencia pero es admirada por es la única que traspasa los límites y entra en las zonas “prohibidas” y es la relatora de historias bíblicas o de adoración en otras religiones. Fátima es la relatora, la contadora de historias (de nuevo Lúnula) ante un público embelesado. De nuevo la noche para iniciar con Fátima un cruce a lo prohibido (Alicia), a las zonas de las novicias. Elba va a ayudarlesa averiguar los escondites, los sitios ocultos. Llega el verano y de vuelta a casa, conocemos que Elba “tiene siete años, y apenas habla. No es una niña normal”. Y que ya no va a acudir al mismo internado. El segundo año de estancia allí, la narradora ya no se muestra conformada sino que losojos de Elba la van a perseguir, la escucha en sueños y le pide ayuda. Poco a poco va a rechazar ese recuerdo y va a apartarlo de ella. Entonces empieza la felicidad y aparece el primer amor, Damián. Al siguiente verano ocurre la tragedia de Elba  “Una mañana la niñera apareció en la playa a una hora inhabitual.” La narradora vuelve al diario para releer que aquel 7 de agosto fue el día más feliz... 
Puntos a consultar: el vocabulario: refectorio, jaculatorias, prorrumpiera, las citas bíblicas. De nuevo un ser infantil “diferente”, que no habla normal. Escapa de la infancia y la deja atrás con una mirada cruel para entrar en la adolescencia con el beso de Damián. Los juegos de antes son ahora “infantiles”. Solo piensa en sí misma y en su relevancia en el funeral.
En el diario, la protagonista en su día seleccionó los acontecimientos relatándolos bajo su perspectiva e interés, es decir de acuerdo con su subjetividad. El texto empieza con un pequeño prólogo situado temporalmente en el momento en el cual la narradora halla su antiguo diario personal -el momento de su presente- y luego hay la narración de los acontecimientos descritos en él, iniciado el 24 de julio de 1954 cuando tenía once años, y finalizado dos años después. En esta parte la narradora sufre un desdoblamiento porque cuenta lo que le pasó durante dos años de su vida desde la perspectiva de la mujer adulta, pero al mismo tiempo hay un cruce entre la mirada de la narradora adulta en el presente y la mirada de la narradora niña en el pasado, una oscilación entre el yo-aquí-ahora de la mujer y la perspectiva de cuando era niña, durante la época del diario. Las voces se mezclan. En el prólogo la narradora confiesa que no se acordaba por qué había arrancado varias fotografías pegadas con anterioridad en el diario, ni por qué había desfigurado una reproducción del rostro de su hermanita Elba; esto sugiere que pasó algo con ella. El diario será el soporte para la memoria en sus intentos de ordenar el pasado y comprenderlo. Después de un período durante el cual la protagonista estaba muy apegada a Elba, la hermanita con retraso mental, los padres envían a la pequeña a una escuela para niñas como ella y dividen a las hermanas. Pero la visión de Elba empieza a perseguir a la narradora noche y día, la ve 
“constantemente con el brazo extendido, como si, a su manera, me solicitase una ayuda urgente [...], volvía a escuchar su voz. «¡Ayúdame!», me decía.Parecía como si Elba no reposara nunca, como si se mantuviera siempre al acecho, como si temiera caer en el olvido.”
 La protagonista ya no la aguanta, porque le aparece siempre con una expresión de angustias y el brazo extendido, “[...], tomando nota de todos y cada uno de mis pensamientos.”
 Se siente controlada telepáticamente por la hermana. Ahora podemos intuir por qué había desfigurado la reproducción del rostro de Elba, a lo mejor por rabia. Pero Elba no deja de atormentarla, hasta que un día la hermana le grita que se vaya de una vez para siempre, y desde aquel momento la imagen y la voz de la niña desaparecen progresivamente. Cuando, al llegar el verano, las hermanas se reencuentran en la casa en la playa, después de un breve momento de alegría por parte de Elba, la situación cambia y de repente la pequeña se aísla y ya no busca la compañía de la hermana. Esta manifiesta todo su egoísmo: 
“La sensación de que había perdido a una hermana me asaltó de repente pero, ante mi propio asombro, no sentí pesar alguno. [...] Pasaron algunos días. Elba, desde su mundo, parecía intuir que su presencia me resultaba incómoda.”
La protagonista rechaza por completo a la hermana, quizás por lo que representa, o sea un mundo extraño donde ella no quería entrar nunca más, por lo tanto ya no la necesitaba. La distancia entre ellas se hace cada día más grande, hasta que ocurre una desgracia: Elba se cae de la terraza y muere -su cara se destrozó, a lo mejor también por este motivo la narradora pudo haber arrancado las fotografías y desfigurado el rostro de la hermana-, pero tampoco este suceso apaga el egoísmo de la narradora. Durante el funeral y el momento de recibir el pésame, no piensa en el dolor sino en que se siente el centro de la atención. Pero el desconcierto llega al final del cuento, que corresponde al final del diario: 
Pasó Damián con los ojos enrojecidos y me besó en la mejilla. Era el 7 de agosto de un verano especialmente caluroso. En esta fecha tengo escritas en mi diario las palabras que siguen: «Damián me ha besado por primera vez». Y, más abajo, en tinta roja y gruesas mayúsculas: «HOY ES EL DÍA MÁS FELIZ DE MI VIDA» 
Este final es la definitiva confirmación de la crueldad y egoísmo de la protagonista que considera el día del entierro de su hermana como el más feliz de su vida por el beso del muchacho, subrayando el acontecimiento en el diario con una exagerada letra en rojo. 
  1. EL PROVOCADOR DE IMÁGENES
Relato en primera persona, cuyo narrador intenta de nuevo “ordenar ciertos datos que emergen…” Pasado y presente quedan conectados a través de la verbalización de los recuerdos. De nuevo un narrador impulsado a narrar.
Narra el encuentro con el protagonista del cuento: José Eduardo E, compañero de facultad pero lo describe como todo lo contrario a él mismo: H.J.K. Dice que tenía una 
“curiosidad ilimitada y deseos de experimentación y de dominar todo lo relacionado con una materia determinada”.
“Una desmedida curiosidad por las reacciones de sus semejantes que le conducía a someterlos a las más diversas pruebas y trabajos.”
De nuevo el desdoblamiento de identidades, los compañeros...
Cuenta que una vez, al estar sentados en un bar, se les acercó una mujer muy rara y pálida, y empezó a conversar con ellos. Después, el protagonista no volvió a tener noticias de su amigo hasta enterarse de que se casó con ella, con Ulla Goldenberg, y que no solían salir fuera de su casa.

Cuando el protagonista visita a J.E.E, este le mostró su nuevo “pasatiempo”: una colección de máquinas de torturar sexuales, revistas porno, y objetos por el estilo. Entonces él comprendió que Ulla no podía ser quien aparentaba. Su actividad no encajaba con su apariencia física.

Tras haber pasado un tiempo, J. E. E, enfadado, se reunió con su amigo y muy irritado le dijo que definitivamente, Ulla le engañó, no le quería, sino que solamente era una científica que estudiaba su comportamiento y apuntaba todas sus observaciones en un bloc de notas. Posteriormente a este suceso, J.E.E entró en una situación vital crítica, desarrolló una adicción al alcohol y no tuvo una ocupación muy estable.

Un día, el protagonista estuvo en un bar y vio allí a la misma Ulla, que esta vez, al parecer, tenía como su objeto de estudio al propietario del bar. Le preguntó sobre J.E.E, y esta le respondió lo mal que estaba, y, al parecer, el tomar consciencia de aquello le hacía feliz. El protagonista, a pesar de que sabía que aquello era cierto, le mintió diciendo que J.E.E. era un experto cervecero, y ahora, gracias a ello y a la adicción al alcohol que había desarrollado, se ganaba la vida viajando a ciudades diferentes enseñando sobre el arte de hacer la cerveza. Esta explicación, aunque era falsa, al parecer, hizo que la felicidad de Ulla disminuyera, y, al contrario, la del protagonista, aumentara, ya que este, al acabar la conversación, se fue del bar muy contento.
El tema del doble tiene un papel importante, argumento desarrollado por muchos de los grandes escritores de la literatura fantástica, como por ejemplo en la famosa novela de Robert Louis Stevenson, Dr. Jekyll and Mr. Hyde. No por casualidad, el narrador de “El provocador de las imágenes” hace referencia a esta obra al pensar en la repulsión que siente en presencia de Ulla, la novia de su amigo. 
El protagonista narra a Ulla Goldberg la historia inventada de su amigo perdido, llegando a manipular de tal forma la verdad que a la mujer, e incluso al lector, le queda la duda de si realmente José Eduardo Expósito está acabado o todo lo contrario.
El provocador de imágenes” esconde una reflexión sobre la metamorfosis de los personajes, un tema incluído en el grupo todoroviano de los temas del yo de lo fantástico y que recurre a lo largo de toda la historia. Además, se halla también el tema del cuerpo como carne sexual que se inserta en el grupo del tu. Es un cuento que se desliza entre lo extraño y lo absurdo, donde una mujer es el personaje central para burlar al burlador amigo del narrador; éste es homodiegético y relata unos acontecimientos pasados en los cuales participó, desde el encuentro con el personaje del burlador hasta su venganza final. A diferencia del cuento anterior y de muchos relatos más de Fernández Cubas, en este los lugares se nombran: Barcelona, París, Alsacia, Estrasburgo, Toulouse y unas ciudades alemanas. Aparecen incluso el nombre de la mujer, Ulla Goldbergy el del amigo y antiguo compañero de Facultad del narrador, José Eduardo Expedito; en cambio el narrador se nombra siempre por sus iniciales, H.J.K., por lo tanto su verdadero nombre y apellidos no se descubren nunca. Si darle un nombre a las personas y a las cosas significa conferirle una existencia y saber cómo definirlas, entonces es como si el narrador se mantuviera alejado, en una posición en la cual no quiere desvelarse por completo sino solamente apuntar, guardando su identidad medio escondida; ésta se descubre en comparación con la de Expedito, se revela a sí mismo a través del otro. Expedito es el doble negativo de H.J.K. que afirma: 
“Porque él, J. Eduardo E., era un estudiante becado de ternos deslucidos y zapatos ajados, y yo, H.J.K., el reverso de la medalla.”
 A lo largo de la historia, el narrador menciona muchas veces la ropa; ésta no solamente protege el cuerpo de los agentes atmosféricos, sino es parte de la identidad de una época, de una cultura y de una persona misma, y señala la posición de ésta en la sociedad. El vestuario es un sistema de signos; en él cada prenda tiene su significado, su ocasión, su destino de uso. Pero a través de la moda un individuo se puede metamorfosear, puede vestirse para aparentar algo que no es o expresar algo que es o piensa ser, como durante el Carnaval, en un juego consigo mismo y con los demás. Escribe Jiménez sobre la moda: 
“La enorme importancia que ésta adquiere en la época contemporánea tendría que ver con la intensificación de su carácter metamórfico, con la aceleración de su tempo de variación.”
La moda cambia más rápidamente porque somos nosotros mismos y nuestra identidad los que cambiamos y ella juega con nuestro anhelo de transformación pero también con nuestra inseguridad: a muchas personas les angustia la posibilidad de que puedan aparecer anticuados, “pasados de moda” y por consiguiente unos “perdedores” sociales. Expedito había aprendido a confeccionarse un terno por sí mismo, enseñando su deseo de ascenso social, su anhelo de metamorfosis, en cambio el narrador tiene el futuro resuelto de antemano; Expedito es también un poco ladrón porque, al convertirse en amigo del narrador, se adueña de los objetos que él suele olvidarse alrededor y los modifica ligeramente, para que el otro no los reconozca: se metamorfosea a sí mismo y todo lo que toca. El chico es un personaje raro, obsesivo en sus deseos de experimentación; es un buen observador y 
“[...] su desmedida curiosidad por las reacciones de sus semejantes le conducía a someterlos a las más diversas pruebas y trabajos.” 
Cuando algo despierta su interés, este algo se convierte en una idea fija y está dispuesto a cualquier cosa para lograr sus objetivos, precisamente lo que no hace H.J.K., más razonable pero al mismo tiempo sin ninguna pasión, ni siquiera por sus estudios en leyes. José Eduardo Expedito pasa de un tema de investigación a otro,68 se ocupa de personas, idiomas extranjeros, cocina francesa,insectos, poemas, etc. Le gusta fastidiar a los demás, ponerles a prueba, pelearse con ellos, y le interesa provocar lo que él llama “imágenes”. A lo largo del cuento, Expedito convierte en su pareja a la sueca Ulla Goldberg y el narrador afirma que la mujer es la menos atractiva en el mundo y todo en ella le provoca repulsión, un sentimiento que se acrecentará a lo largo del relato. En una ocasión H.J.K. va a visitarlosy encuentra a Ulla adelgazada, pálida y su amigo se porta con ella con desprecio, la humilla; el narrador afirma: 
“Se diría que, por fin, después de largos años de búsqueda, había encontrado el cobaya perfecto en ese ser escuálido que se prestaba sin pestañear a cualquiera de sus caprichos.”.
Igual que los objetos que Expedito modificaba para disimular que no eran suyos y para convertirlos en propios, Ulla también ha cambiado por su culpa, y más adelante el narrador dice haber comprendido el porqué: el amigo se había aficionado a la sadopornografía, y le enseña sus colecciones de libros, revistas y de unos aparatos, máquinas y herramientas de tortura a las que sometía a la mujer, o esto es lo que piensa el narrador. Lo que Expedito llama imágenes, son las reacciones de las personas bajo sus estímulos, de cualquier tipo, antes verbales y luego físicas, en este caso son los sufrimientos que le inflige a Ulla, verdaderas perversiones. Son las sumisiones a su poder. Son incluso imágenes de metamorfosis, de un cambio que él introduce en la persona, animal u objeto; es el resultado que logra, unas verdaderas imágenes nuevas, que él mismo provoca, por esta razón puede considerarse un “provocador de imágenes”. Toda su vida gira alrededor de esto: cuando por ejemplo introduce una mantis religiosa en el terrario de un escorpión, o cuando provoca el enfado de los maîtres, o se fingía tartaja o ceceoso para ver la reacción de quien lo escuchaba; se transforma a sí mismo para que los otros lo vean constantemente diferente, con una identidad que Bauman ha definido “líquida”. 
Expedito corresponde a un personaje maniacal, obsesionado por su proyecto de provocar imágenes desafiando a todos y viviendo en un eterno presente donde tiene mil objetivos, los cuales lo impulsan a una actividad frenética: sus metamorfosis y sus imágenes no son sino una forma de alienación. En su deseo de omnipotencia, el hombre desea poseer a Ulla y utilizarla como un objeto, quitándole su dignidad de persona y experimentar sus límites para experimentarse a sí mismo, a su mismo poder como provocador. Si el amor es un encuentro con el otro, el deseo -en este caso perverso- no conoce el encuentro: H.J.K., disgustado por la situación y por la imagen aparecida en su mente de la relación sado-maso de la pareja -el amigo había logrado provocar una imagen más-, huye de la casa de su amigo pero confiesa: 
“[...] la sombra de Ulla no dejó de atormentarme durante algunas semanas.”
 Entonces empieza a reflexionar sobre la razón de toda aquella aversión, del porqué la veía:
 “[...] como un ser inhumano fuera de toda posible lógica. [...] Recorrí mentalmente su cuerpo insignificante, su piel mortecina, aquellos labios viscosos, su mirada.”
La mirada de la mujer molesta al narrador que la define demasiado transparente, fija, inexpresiva. Otra vez piensa en el vestuario, esta vez de Ulla, lo juzga un conjunto de prendas nocombinables: para él, ella misma es un conjunto de partes no combinables, en su mente representa la monstruosidad, la desproporción, todo lo que va contra la armonía y la hermosura. Si la mujer es objeto de atracción y de deseo perverso por parte de Expedito, en cambio es objeto de odio y repulsión para el narrador; en cualquier caso es un objeto central para ambos, es probable que la repulsión de H.J.K. oculte una atracción y el mismo inconfesable deseo de someterla a las torturas del amigo, por odio. El narrador cita a tres entre los más célebres personajes que representaban el miedo a lo innombrable, a una dimensión desconocida y sin forma -lo que para él era muy semejante a Ulla-, es decir Frankenstein, Drácula y Hyde. Finalmente une la figura de Ulla a la de Hyde, con todo lo que puede significar: 
“Hyde provocaba una aversión indefinible emanada de su propia inhumanidad. Como Ulla Goldberg. Exactamente igual que Ulla Goldberg. [...] Ulla, intenté convencerme, no existe.”
Ulla es como Hyde, el cual representa también el doble que habita en cada persona; en efecto, Ulla manifestará su doblez al final de la historia. Vemos que ambos los hombres, H.J.K. y Expedito, no consideran a la sueca como una mujer, una persona, sino como un objeto, el primero en una dimensión fantástica que remite a un personaje inhumano, el segundo en el ámbito de la perversión, donde Ulla es solamente carne -ni siquiera un cuerpo- que desempeña la función de cobaya para los experimentos de su pareja. Un día encuentra al amigo en una taberna. Este está completamente borracho y le revela: 
“«Ulla», dijo solemnemente Eduardo, «es una Provocadora.» [...] era la más grande provocadora de imágenes que ser alguno pudiera concebir.”
 Ulla le había engañado porque, mientras él se creía un gran provocador de imágenes que lograba someter a cada cual a sus caprichos, era ella la provocadora que lo estudiaba y lo observaba a escondidas, luego lo describía todo en una agenda que una mañana el hombre había leído. H.J.K. se da cuenta de que Ulla aparentaba una personalidad y al mismo tiempo escondía otra. La borrachera del amigo le provoca una metamorfosis, en primer lugar lingüística porque empieza a hablar en varios idiomas, mezclando castellano, catalán, alemán y un idioma incomprensible, y en segundo lugar física, andando a gatas por el suelo: se ha burlado al burlador quien ha regredido a un estado infantil o animal; Ulla había provocado este cambio, esta imagen de desesperación y de pérdida de identidad, lingüística y humana. El protagonista, al encontrar a la mujer en otra taberna, sigue describiéndola como una figura monstruosa y la define un excremento, es decir el producto más bajo y asqueroso que producen los seres humanos y los animales: la degradación de Ulla ha alcanzado un nivel ínfimo, peor que la de Expedito. Cuando H.J.K. toma las riendas de la situación y se convierte él mismo en provocador de imágenes para vengar a su amigo o simplemente para humillar a aquella mujer que siempre había detestado, diciéndole que Expedito se había convertido en un ilustre cervezólogo, parece que la influencia de Expedito sobre él se haya desvanecido y que ahora se sienta más fuerte y autorizado a actuar. O que se haya metamorfoseado él también, dejando atrás su indiferencia por todo. A Ulla le quedaba solamente la rabia de aquella imagen, de victoria para los amigos y de derrota para ella.

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