Joseph Conrad. El corazón de las tinieblas

Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas
Sam Abrams. 

La novela de ideas (17/ 4/ 18) 

Joseph Conrad (1857-1924) entró tarde en el mundo literario y se decantó por el inglés, que ya utilizaba en su vida profesional como marino. Fue cuentista, novelista, ensayista, articulista...y el autor de ocho volúmenes de cartas. Su primer cuento fue escrito en 1886. Es un intento sin éxito hasta que decide dejar la marina para dedicarse a terminar su primera novela, La locura de Almayer, en 1895, con un gran éxito de crítica. Así empezó su larga carrera literaria. Conrad se propuso una cuestión: “hacer que la gente vea y sienta la realidad.” Estaba convencido de que la tradición literaria había entrado en un bucle temático aburrido y se propuso la misión de reivindicar la realidad y su impacto sobre nuestra sensibilidad y nuestros sentidos. 
El corazón de las tinieblas (1899) está basado en cuadernos personales de cuando trabajó en una compañía marítima belga como capitán de un barco de vapor. Se trata de cuadernos y dietarios que relee y selecciona para situarse ante la novela. En 1902, se publicó el libro Youth, compuesto por los cuentos: «A Narrative», «Heart of Darkness» y «The End of the Tether». A la muerte de Conrad, los editores publicaron el relato en un solo volumen. Es la historia de un marinero, Charlie Marlow, que ha embarcado en Londres y explica cómo llegó a ser capitán durante la época del comercio con el Congo. Toda la novela es un flashback.La puesta en escena es magistral: en el estuario del Támesis, sentado en cubierta en posición de loto, como para impartir una lección, explica cómo embarcó y a los treinta días llega a la capital del Congo. Se adentra por el río hasta la estación exterior (la del comercio). Descubre la existencia de un encargado del puesto del interior, Mr Kurtz, un personaje misterioso, con fama de trabajador. El camino hasta la estación central lo hacen por tierra para recoger el vapor fluvial. Durante todo el trayecto oye hablar de Kurtz y empieza a escuchar versiones distintas: personaje dudoso, incierto, incómodo,... se ha vuelto loco, participa de los rituales de los nativos, practica la antropofagia,... Llegan noticias de que está enfermo y a punto de morir. Se produce un accidente y el vapor se hunde dos días antes de su llegada a la estación. Tras el tiempo que dura la reparación, Marlow se adentra en el Congo hacia la estación interior. Narra las experiencias negativas sobre el colonialismo: brutalidad, violencia, caos, locura. Marlow quiere trasladar a Kurtz para su curación pero este se niega. Ha escrito un informe sobre las costumbres de los nativos que incluye una anotación final: “¡Exterminad a todas esas bestias!”. Marlow logra llevar a Kurtz al barco de vapor que debe sacarlo de la selva, pero éste muere en el trayecto, pronunciando sus últimas y enigmáticas palabras: 
«¡El horror! ¡El horror!». 
Antes de morir ha dejado dos encargos: entregar ese informe a un joven periodista y llevar sus cartas personales a la prometida de Kurtz, quien desconoce por completo la brutalidad cometida en el continente africano.
¿Cuál es el significado de esta novela? Por un lado es una propuesta estética de refundación de la novela del siglo XIX en términos de modernidad para llevarla al siglo XX. Por otro lado, la breve extensión del relato conlleva un imbricado sistema de metáforas y símbolos. Es una interpelación al lector para hacerle reflexionar. El lector ha de poner toda su atención. El sintagma repetido “¡El horror! ¡El horror!” encierra la tesis: una visión dantesca de la condición humana. Marlow es un observador que informa, que vuelve a la llamada civilización totalmente cambiado, como un extraño, un alienado, ha perdido la fe en la humanidad.
"Marlow se quedó callado, seguía sentado lejos, una figura borrosa y silenciosa, con la postura de un Buda meditativo. Nadie se movió durante un rato."

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los niños tontos (2). Sobre los cuentos

"En memoria de Paulina". Un cuento de Bioy Casares

Mi hermana Elba y los altillos de Brumal. De los límites difusos

SOLENOIDE, la novela traslúcida

Los niños tontos (1). Sobre el libro.