André Gide, Paludes


André Gide. Paludes
Alain Verjat.                                                                                         
La novela de ideas 
  Institut d´ Humanitats de Barcelona.

André Gide (1869-1951) se convirtió en guía permanente de los autores formados en la primera mitad del siglo pasado: Camus y Sartre entre otros. Y llegó a alcanzar la categoría de ídolo de la juventud francesa. Educado en una férrea moral protestante, su condición de homosexual le supuso algunos problemas, de los que se liberó ya bastante mayor. Fue una de las primeras voces críticas contra el colonialismo, fruto de una experiencia vivida a partir de un viaje al Congo en 1927, a partir del cual describe el sistema colonial salvaje que se practicaba entonces. También fue uno de los primeros en reclamar la libertad y el derecho a la propia orientación sexual.
Entre 1893 y 1897 pasa por una crisis personal física, moral y también literaria. El joven Gide supo detectar el carácter asfixiante y artificial del movimiento artístico imperante. En este sentido, Paludes es una máquina de guerra contra el Simbolismo, que ya había entrado en una estado de agonía. La crisis le lleva a viajar a África en busca de libertad en todos los planos, personal y estético. Rompe con la religión y la moral puritana. Allí coincide con Oscar Wilde.
Gide descubre que el artista, antes de demostrar su talento, ha de ser libre, huir, no puede estar sometido.
En 1895, con 26 años, Gide publica Paludes, un título de difícil traducción, (humedales, marismas, paludismo, mosquitos), con un protagonista que es el Titiro, de las Bucólicas de Virgilio. Es la historia de un individuo que escribe un libro titulado Paludes, pero que no lo consigue (el libro dentro del libro). Un escritor que no escribe, está paralizado por los demás, que se pasan la vida opinando sobre lo que escribe. Es una sátira del mundo. La vida de verdad está en otro lugar, puede que en la literatura. Es una sátira de él mismo y la búsqueda de una cierta autenticidad. Recoge la semana día a día de un escritor, Titiro, que quería viajar y no lo hace. Está atrapado entre la rutina y el deseo de aventura. Paludes es el territorio del tiempo perdido. Estamos a las puertas de la antinovela. El héroe es un antihéroe, no le pasa nada. Escribir no lleva a ningún sitio. Paludes es la caricatura del libro al uso, que explica cosas, tramas. Inicia la llamada literatura dentro de la literatura: 
-“¿Qué estás haciendo? 
- Escribo Paludes.”
No salimos porque pensamos que estamos fuera pero si supiéramos que estamos encerrados, entonces sí tendríamos ganas de salir. La inacción, la rutina, supone ansiedad. Pero la aventura supone cambios y, por lo tanto, ansiedad. Aquí está el germen de La náusea, El extranjero. En La peste, Camus retoma el personaje de un administrativo que por las tardes escribe una novela, una obra maestra, pero no la termina nunca porque no pasa de las primeras líneas.
Aboca en esta obra toda la angustia existencial. Apunta que cada uno encuentra lo que le conviene, que si se contenta con la mediocridad, no le pasará nada más. Plantea como un vicio el no rebelarse, sentirse a gusto dentro de la condición propia, estancado, enjaulado.
Escribir es intentar construir una realidad que sirviera para salir de la propia realidad

La obra es a la vez una sátira del Simbolismo y de sus propios excesos y un canto a la libertad. Confirma que es hora de salir del siglo XIX, del Romanticismo y el simbolismo etéreo. Paludes es uno de los primeros libros de la modernidad. 

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