El primer cuento de Onetti



El primer cuento de Juan Carlos Onetti, «Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo» (1933) comienza en una esquina determinada de la ciudad de Buenos Aires, la de la Avenida de Mayo y Florida. Una voz en tercera persona narra el recorrido del protagonista, Víctor Suaid, de ida y vuelta entre las calles que aparecen en el título del relato.


Cruzó la avenida, en la pausa del tráfico, y echó a andar por Florida. Le sacudió los hombros un estremecimiento de frío, y de inmediato la resolución de ser más fuerte que el aire viajero quitó las manos de los bolsillos, aumentó la curva del pecho y elevó la cabeza, en una búsqueda divina en el cielo monótono. Podría desafiar cualquier temperatura. Podría vivir más allá abajo, más lejos de Ushuaia.


   Así, Suaid camina por la ciudad, siente frío, observa luces de anuncios, sortea el tráfico, rememora una sueño… Las asociaciones psicológicas, los sentidos y la memoria van dirigiendo el fluir de conciencia del personaje. Ha salido a despejar la mente por la ciudad pero anda obsesionado por una invención. Se refugia en la ilusión que le proporciona su amor por María Eugenia.

Sabía que María Eugenia venía. Sabía que algo tendría que hacer y su corazón perdía tontamente el compás. Lo desazonaba tener que inclinarse sobre aquel pensamiento; saber que, por más que aturdiera su cerebro en todos los laberintos, mucho antes de echarse a descansar encontraría a Maria Eugenia en una encrucijada. Sin embargo, hizo automáticamente un intento de fuga.

   Es un relato de elección, sobre los misterios del libre albedrío. El protagonista debe tomar una decisión. De pronto, al pensar en ella se emociona, imagina una aventura épica y decide volver allí. María Eugenia es para él una encrucijada. Y con ella aparece la segunda historia, una historia privada que le obsesiona.
Onetti, en sus cuentos, elige un recuerdo, que se convierte en un momento como emblema, un solo recuerdo para una vida. Se rememora justo para ser alterado y mostrarse en una versión  que nunca es definitiva.

Leer el cuento Aquí


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