A Midsummer Night’s Dream

Miércoles, 2 de noviembre 2016

Cervantes y Shakespeare: A Midsummer Night’s Dream.                           
Andreu Jaume

CCCB

Institut d´Humanitats de Barcelona


Apenas estrenamos el mes de noviembre, uno de los más melancólicos, porque el cambio horario de invierno trae a la noche antes de tiempo. Aquí, los ventanales ya se han oscurecido antes de que empiece la sesión. Andreu Jaume espera a que se apague del todo el murmullo. Buenas tardes. Necesita silencio para anunciar que dedica esta conferencia a la memoria del profesor Luis Izquierdo. 

En Shakespeare el género de la comedia es el clima de la juventud. Hay una enorme ilusión, alegría por la vida y se da también, el descubrimiento de una nueva magia, la del ser humano desligado de cualquier fuerza celestial. Sueño de una noche de verano pertenece al grupo de las comedias altas y ha logrado permanecer en el tiempo como ejemplo de fábula con elementos sobrenaturales asociados a los bosques. Hadas y duendes participan en la vida y en el amor de los seres humanos.

Apunta el profesor que algunos escritores son capaces de buscar una explicación del mundo en un apunte trascendente, parecen hablar desde otro lugar, y con hacen con una suerte de religiosidad. Sería el caso de Dante, San Juan de la Cruz, Rilke, Emily Dickinson o Kafka en sus aforismos. Shakespeare no pertenece a este tipo de escritores. Escribe desde el fango de la experiencia humana, baja a lo más cercano, a lo más ordinario y trata de transformar la trascendencia efímera en una experiencia religiosa que no lo es.

Sueño de una noche de verano (1595) se escribió antes que la tragedia Romeo y Julieta, que parece una traducción trágica de esta. La primera supone la complicación del lenguaje, del verso, de la musicalidad. Entre hadas y duendes el lenguaje se inflama con gran intensidad. Se complica la idea del doble, el uno y el otro, la sombra y la sustancia, la duplicación de identidades. La trama mezcla elementos de la mitología clásica y el folclore sobre la magia para conseguir un todo armónico que gira en torno a la ensoñación del amor, de sus devaneos en manos de los espíritus del bosque. Hereda la tradición de las comedias de Plauto, aunque es una de las pocas obras de Shakespeare que no tiene una fuente clara. La historia de Píramo y Tisbe late en el fondo de la obra.
La trama es compleja, llena de personajes, de enredo. Se da un problema amoroso y un problema de obediencia. Egeo, el padre de la dama Hermia, se presenta ante Teseo. Hermia está enamorada de Lisandro. Pero Egeo quiere que se case con Demetrio.

Se va a representar una obra de teatro ante los duques el día de su boda: Píramo y Tisbe, leyenda grecolatina narrada por Ovidio en el libro IV de Las metamorfosis. Esta trama es la base de Romeo y Julieta. Los actores son miembros de los gremios atenienses, como el sastre o el calderero, y reflejan las clases medias incultas que formarán la burguesía. Se dan cita para ensayar al día siguiente en el mismo bosque que Hermia y Lisandro. El papel principal es para el personaje traducido como Lanzadera o Fondón (Bottom), un tejedor fanfarrón.
Se trata de un sueño, pero ¿de quién? Tiene que ver con la noche de San Juan, con ritos de paso y de purificación. La obra es una indagación sobre el amor, el deseo y la fertilidad. 

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