Bearn, Llorenç Villalonga CCCB (9)
Martes, 27 de mayo. Última sesión del curso «El arte de la novela», dirigido por Jordi Llovet. En la entrada nos tenían preparado un avance el programa para el año próximo, de marzo a junio del 2015. Sí, habrá una segunda parte sobre la novela europea del siglo XX. Sonrío ante la nómina de escritores que se propone. Sonrío porque aparece Iris Murdoch, con The sea, the sea; Robert Walser, Céline, Gide, el mismo Italo Calvino, con Nuestros antepasados; y en lengua castellana, Volverás a Región, del maestro Juan Benet y además Cien años de soledad.
Los otros también comentan
entre ellos la propuesta de programa. Mi vecino de silla, por ejemplo, echa de
menos La condición humana, del
francés André Malraux. Yo la comento conmigo misma y asiento mentalmente con
él.
En la mesa ya se sientan
Jordi Llovet y Margarida Casacuberta, doctora en Filología Catalana por la
Universidad de Girona. Por un momento me recuerda a la mismísima Virginia
Woolf, o por lo menos a la imagen recurrente de cara pálida y ojos vivos
enmarcados en un cabello pelirrojo. El director del curso comenta las novedades
para próximos cursos y se despide entre sonrisas con un alegato sobre la docencia
como lección personal.
La novela Bearn o la sala de las nines, del
escritor mallorquín Llorenç Vilallonga es considerada una de las obras más
importantes de la literatura en lengua catalana del siglo XX. La profesora
apunta que el título es una disyuntiva importante que plantea una relación
dialéctica y conflictiva entre el mito y la realidad.
Es una obra que habla
sobre el peso de la literatura, del nombre, el peso de la palabra. La describe
como una red de relaciones muy bien trabada, con diferentes intrigas que van
drenando y construyendo el relato. Señala que puede ser calificada como novela
de intriga pero también como novela psicológica, porque un personaje se
explica, (la voz narrativa es la de Joan Mayol, un capellán de la casa), y
habla de otro personaje, del protagonista, don Toni de Bearn. Mayol quiere
someter a la consideración de sus superiores eclesiásticos si debe o no cumplir
la voluntad de don Toni de publicar a su muerte sus memorias. Se trata de un
narrador que manipula la realidad porque él es posiblemente hijo ilegítimo del
señor de la casa.
También es una novela
discursiva o filosófica, que habla de las grandes corrientes del pensamiento
europeo. Es el retrato de una aristocracia en decadencia en la segunda mitad
del XIX. Se entrelazan las vidas al espacio narrativo, una gran casa y su
jardín, con el tema de fondo del paraíso perdido, metáfora de una Europa en
decadencia.
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