Semillas aladas de abril

                                                                            Y ahora el desconcierto.

María Dolores Gómez Soler se encuentra en la UCI del Hospital de San Pablo. Box 22.

La imagen yaciente de Marlés le asalta en el primer semáforo, a los pocos metros de haber salido del aparcamiento. Desde el miércoles en que se vieron en la cafetería del museo no ha vuelto a hablar con ella. Fueron unas horas deliciosas, cuando la tarde de principios de primavera abriga con un sol cálido que apenas nace y languidece. Hablaron sentados en la mesa del rincón, bajo la sófora que preside las caballerizas del palacete. Ella se había marchado mucho antes  que de costumbre, tenía que acudir a la universidad a recoger de su taquilla toda la documentación del proyecto.


El disco cambia y Tomás cruza la avenida Vallcarca para acceder a la Ronda del Guinardó, flanqueada por esos álamos blancos que en el mes de abril liberan preciosas semillas aladas que revolotean sobre su cabeza. El Hospital de San Pablo queda cerca, sobre todo desde que inauguraron las nuevas dependencias con su flamante entrada por la calle Mas Casanova y fue liberado el antiguo recinto modernista que será restaurado.

La moto se detiene en otro semáforo, este es el anterior al túnel de la Ronda. Nota algo de sequedad en la boca, todavía le molesta el estómago y aprovecha para erguirse sobre el asiento. 

Ciudad de Sombras
Los semáforos son como un intervalo en donde tu propio tiempo se detiene mientras que  la vida de los otros transcurre delante de tus ojos.  Desde el encuadre que le ofrece la visera del casco, observa la vida en movimiento, en su continuo fluir.

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